lunes, 22 de abril de 2013

"Todo lo sólido se desvanece en el aire"

El concepto de “modernidad” alude al momento en que la humanidad habría entrado en la denominada era de la razón. Cuando la Filosofía -de la mano del francés René Descartes, o de ingleses como Francis Bacon o Thomas Hobbes- comienza a construir el método científico de carácter analítico, considerado como método universal, que permitiría conocer al mundo natural y humano. En este sentido, este método universal -inspirado en la Revolución científica, desarrollada entre otros por Giordano Bruno, Kepler, Copérnico, Galileo y Newton posibilitaría el conocimiento paulatino de la realidad natural, pero también de “cuerpos artificiales” como el Estado. Se ha vinculado el ingreso en la modernidad a la ruptura con el “oscurantismo medieval” y con el período en el cual el individuo se deshace paulatinamente de las cadenas que oprimen su libertad, en tanto puede entrar en lo que Kant denominará en el siglo XVIII, la “mayoría de edad de la razón”.

Entre los acontecimientos que dan origen a la Modernidad, y que revolucionan la cosmovisión medieval, se encuentra el "descubrimiento de América". Pero América no fue "descubierta" por los españoles. Miles de años antes, los chinos habían cartografiado el Mapa Mundi. Hay documentos que así lo demuestran, incluso con pruebas de ADN. Aquí uno de los mapas: 




Ahora bien, cabe decir que no sólo América no fue "descubierta" por los europeos, sino que este modo de hacer historia que sitúa la Modernidad entre la Edad Media y nuestra contemporaneidad, no es sino la visión de la historia que Europa se formó respecto de la propia Europa. Esa historia excluye no sólo a los pueblos indoamericanos, sino también africanos y todo Oriente. 


Enrique Dussel nos aproxima a una concepción de la modernidad desde la mirada de América Latina, situando su “nacimiento” en 1492, aunque su origen y gestación se remonte a las ciudades europeas medievales, libres, centro de enorme creatividad. Pero “nació” cuando Europa pudo confrontarse con el “Otro”, controlarlo, vencerlo, violentarlo. Sin bien Dussel afirma un concepto emancipador racional de la modernidad –en sentido kantiano-, niega lo que denomina el "mito" irracional de la modernidad, que justifica la violencia. En 1492 no hubo un “descubrimiento”, o encuentro, sino un “en-cubrimiento” del Otro. El mito de la modernidad consiste propiamente en victimar al inocente declarándolo causa culpable de su propia victimación, atribuyéndose el sujeto moderno plena inocencia con respecto al acto victimario. Esta es la paradoja: la modernidad racional y emancipadora justifica su irracionalismo (el de la violencia, el de la dominación) mediante un argumento falaz. Su primera premisa consiste en la falacia del eurocentrismo: la civilización europea es superior a otras culturas, y la acción de Europa sobre los Otros, es una acción pedagógica, en tanto que los "ayudarán" a salir de la barbarie, a desarollarse. Por tanto, es “justa” la guerra contra los indios, es una violencia “necesaria”, que tiene como precio a pagar el sufrimiento de los miembros de las otras culturas. El conquistador es “inocente”, y además meritorio en su acción pedagógica. Y por último, las víctimas de su dominación, son "culpables" por no haber salido voluntariamente de la barbarie.


1 comentario:

Juli Sáez Lochet dijo...

Muy bueno Silva!