Entre los acontecimientos que dan origen a la Modernidad, y que revolucionan la cosmovisión medieval, se encuentra el "descubrimiento de América". Pero América no fue "descubierta" por los españoles. Miles de años antes, los chinos habían cartografiado el Mapa Mundi. Hay documentos que así lo demuestran, incluso con pruebas de ADN. Aquí uno de los mapas:
Ahora bien, cabe decir que no sólo América no fue "descubierta" por los europeos, sino que este modo de hacer historia que sitúa la Modernidad entre la Edad Media y nuestra contemporaneidad, no es sino la visión de la historia que Europa se formó respecto de la propia Europa. Esa historia excluye no sólo a los pueblos indoamericanos, sino también africanos y todo Oriente.
Enrique
Dussel nos aproxima a una concepción de la modernidad desde la mirada de
América Latina, situando su “nacimiento” en 1492, aunque su origen y gestación
se remonte a las ciudades europeas medievales, libres, centro de enorme
creatividad. Pero “nació” cuando Europa pudo confrontarse con el “Otro”,
controlarlo, vencerlo, violentarlo. Sin bien Dussel afirma un concepto
emancipador racional de la modernidad –en sentido kantiano-, niega lo que
denomina el "mito" irracional de la modernidad, que justifica la
violencia. En 1492 no hubo un “descubrimiento”, o encuentro, sino un “en-cubrimiento”
del Otro. El mito de la modernidad consiste propiamente en victimar al inocente
declarándolo causa culpable de su propia victimación, atribuyéndose el sujeto
moderno plena inocencia con respecto al acto victimario. Esta es la paradoja:
la modernidad racional y emancipadora justifica su irracionalismo (el de la
violencia, el de la dominación) mediante un argumento falaz. Su primera premisa
consiste en la falacia del eurocentrismo: la civilización europea es superior a
otras culturas, y la acción de Europa sobre los Otros, es una acción
pedagógica, en tanto que los "ayudarán" a salir de la barbarie, a
desarollarse. Por tanto, es “justa” la guerra contra los indios, es una
violencia “necesaria”, que tiene como precio a pagar el sufrimiento de los
miembros de las otras culturas. El conquistador es “inocente”, y además
meritorio en su acción pedagógica. Y por último, las víctimas de su dominación,
son "culpables" por no haber salido voluntariamente de la barbarie.
1 comentario:
Muy bueno Silva!
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